Un mundo Maya que el castellano oculta

por | Oct 19, 2025

Las alarmas están encendidas: en los últimos años ha disminuido el número de personas mayahablantes en la península de Yucatán. Dos de cada tres hijas e hijos de personas mayahablantes no saben el idioma. Ahora, los Gobiernos de Yucatán, Campeche y Quintana Roo están impulsando el Consejo Peninsular de la Maaya T’aan como una medida para unificar criterios y fomentar la lengua. Pero lingüistas mayas temen que se trate de otro esfuerzo fantasma, que no destruya las barreras que la discriminación impone a la población maya. 

Fotografías: Lilia Balam

Yucatán, México.- Cuenta la poeta y periodista Sasil Sánchez que a su papá le tocó vivir en la época en que hablar maya era castigado: si se atrevía a hablar en su lengua materna en la escuela, el profesor, que solo hablaba español, le lanzaba el borrador de la pizarra o la sacaba al sol para arrodillarse sobre tapas de refresco. Pero ni esa violencia impidió que le enseñara el idioma a su hija. 

Sasil no tuvo problema mientras pasó la infancia en su casa de Xaya, comunidad de Tekax, pero la situación cambió cuando comenzó a estudiar en Mérida y tuvo que aprender español porque era lo único que había. Ella pensó que sus compañeras y compañeros estaban en la misma situación, hasta que un día notó que era la única que hablaba maya.

Eso le impactó, pero no tanto como darse cuenta de que su lengua materna no existía a su alrededor: en la capital de un estado con más de quinientas veinticinco mil personas mayahablantes, todo estaba en español. Entonces comenzó a buscar espacios en la ciudad donde pudiera hablar su idioma. Le dio mucho trabajo encontrarlos.

Hasta 2020, eran 821 842 las personas hablantes de alguna lengua indígena en la península de Yucatán, principalmente de la maya-yucateca. Esta cifra es menor a la del 2010, cuando eran 835 642 las personas que hablaban el idioma, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Es la segunda lengua con mayor pérdida intergeneracional en México, con 65.8 %: dos de cada tres hijas o hijos de personas mayahablantes no saben el idioma, de acuerdo con un estudio de los investigadores Patricio Solís e Iván Alcántara. Y contrario a lo que se piensa, el proceso de extinción no es lento: brinca de una generación a la otra de manera acelerada.

Especialistas como Gerónimo Can, lingüista de Sucopó, Tizimín, y la propia Sánchez han observado que las generaciones de madres y padres no saben maya y, por lo tanto, no pueden transmitirlo a sus hijos e hijas. Además, en algunas escuelas se enseña solo como segunda lengua, es decir, como una asignatura más del plan de estudios y no como el idioma en que se imparte toda la clase.

En este contexto surgió el Consejo Peninsular para la Maaya T’aan, integrado por los Gobiernos de Yucatán, Campeche y Quintana Roo con el objetivo de “promover, fortalecer y revalorar la lengua originaria entre la población de las tres entidades”.

No es la primera vez que se intenta crear una entidad colectiva como esta, pero sí es la primera vez que se hace a nivel peninsular. Además, las autoridades aseguran que quedará en manos de personas mayahablantes.

“La historia nos ha mostrado que muchas veces lo que se hace desde las instituciones, no siempre es efectivo, pero también cuando cambian los gobiernos, cambian los objetivos, cambian las políticas. Entonces queremos que esto sea transversal, que siga el propio movimiento que las comunidades quieran”, admitió el coordinador del Consejo, Fidencio Briceño. 

Según Briceño, hasta ahora no han establecido un número de participantes, pero serán mayahablantes de comunidades y colectivas activas en la preservación y fomento de la maya, no necesariamente personas que ocupen un cargo en los órganos de gobierno. Las instituciones solamente coordinarán las actividades y harán las tareas pertinentes para obtener apoyos, pero no marcarán los objetivos. Tampoco le han asignado recursos al Consejo.

Actualmente la Secretaría de Cultura de Yucatán (Sedeculta) y los Institutos de la Cultura y las Artes de Campeche y Quintana Roo trabajan con el Instituto Nacional para la Lengua Maya (Inali), en la creación de los objetivos para que el Consejo funcione. Y se planea integrar a universidades, colectivas de fomento y preservación de la lengua para que propongan cómo intervenir en el fortalecimiento del idioma, y así evitar su desaparición.

La pérdida intergeneracional de la lengua maya en la península ha alarmado a especialistas. Chacsinkín, Yucatán



Mayas extranjeros en su propia cultura


Desde finales de la década de los ochenta se han implementado programas institucionales para preservar y fomentar la lengua maya. Pero los resultados han sido deficientes: no solo no se reflejan en el número de personas mayahablantes, sino que tampoco se observan cambios en la apropiación del idioma por parte de las nuevas generaciones o en su uso institucional, de acuerdo con las y los cinco especialistas mayahablantes consultados por Ceiba para realizar esta nota.

Parte del problema radica en que las personas que hacen las propuestas lingüísticas están desconectadas de las realidades vivenciales de los propios pueblos, de cómo utilizan las comunidades los términos, cómo construyen sus frases y expresiones con base en sus actividades y tradiciones, explicó Bernardo Caamal, periodista de Peto.

“Si yo digo ‘Yaan k pak’ik le nal tu’ux yaan le box lu’umo’obo’, y lo traduzco, tal vez alguien de la academia entienda que digo ‘tú siembras el maíz en el suelo negro’. Pero como no lo vivenciaron, no analizarán qué es el suelo negro, es decir, la tierra fértil por la descomposición de la hoja. Y no sabrán los elementos propios de la tierra”, detalló.

Eso hace que la población mayahablante no se apropie de las propuestas institucionales. “Muchos de los que hablamos maya terminamos sintiéndonos extranjeros en nuestro propio idioma y nuestra propia cultura”, puntualizó.

Además, esos proyectos suelen ser generados en el marco de alguna fecha conmemorativa, como el Día Mundial de las Lenguas Maternas, o a conveniencia de un partido o figura política, por lo cual, a la larga, ya sea por falta de planeación, recursos o por cambios de administración, son abandonados “y no pasa nada”. Este tipo de situaciones ha generado fracturas entre las y los especialistas dedicados a la preservación y fomento de la lengua maya, lo cual también está dañando el tejido social de las comunidades.

“Lo que hemos visto, aunque no queramos, es que prácticamente todo donde mete mano el gobierno, lo desvirtúa, por muy bonito que sea, se jode, porque lo tiende a politizar, pero no con una politización que permita el libre albedrío, el análisis, sino una política inductiva”, subrayó Caamal.

Además, no se han realizado campañas masivas importantes en lengua maya: la península está adaptada para el español e, incluso, se brinda más espacio al inglés en sitios públicos y por parte de empresas e instituciones. Esto lo vivió César Can, lingüista y docente de Mesatunich, Motul, una localidad ubicada al noroeste de Yucatán.

Su primera lengua fue la maya y, como muchas personas, no podía pronunciar la letra “r”, algo lógico dado que ese fonema no es frecuente en la maya y es uno de los más difíciles de pronunciar en el mundo. Con frecuencia es el último que las personas adquieren incluso cuando su primera lengua es el español, explicó.

Sin embargo, desde pequeño, Can enfrentó mucha presión para aprender a pronunciarlo correctamente, aunque no era común en su idioma materno. “En la escuela la maestra me mandaba a ponerme el lápiz bajo la lengua, me llevaba miel. Yo creo que tenía buena intención, pero a fuerzas quería que yo pronunciara bien ese fonema. Había mucha presión hacia el español”, recordó.

La situación empeoró cuando Can salió de su comunidad para estudiar: fuera de su pueblo no encontró espacios donde pudiera hablar su idioma. “Poco a poco te van silenciando, enmudeces tu lengua. Te forzas a comunicarte en español. En los espacios urbanos, de manera pasiva lo vas asumiendo, porque no es violento, no llegas y te lo prohíben, pero hay ciertas conductas y actitudes que te imponen, normas implícitas que te hacen entender que si quieres pertenecer, tienes que hablar español”, detalló.

Algunas políticas institucionales para preservar la lengua maya se han diseñado desde el escritorio, lo que ha generado que algunas poblaciones mayas se sientan “extranjeras en su propia cultura”. Chacsinkín, Yucatán

Esa es una de las principales razones por las cuales considera que las personas se alejan cada vez más de la lengua maya: porque en el ámbito educativo, laboral, administrativo, jurídico y médico local no hay espacios en el idioma. “Todo está puesto para que vayas perdiendo de manera paulatina tu lengua”, agregó.

Por todo ello, las y los especialistas entrevistados coincidieron en que hay grandes preocupaciones en torno al proyecto del Consejo. No se ha brindado información suficiente al respecto, no se sabe qué objetivos puntuales persigue ni si ya se involucró a las comunidades mayas peninsulares, se desconoce si en el futuro se le asignarán recursos para ejecutar las acciones que promete y hasta ahora se ignora quiénes lo integrarán.

Mientras esto no se esclarezca, se correrá el riesgo de que esta propuesta, como las otras implementadas desde 1980 fracasen y la lengua permanezca bajo amenaza de desaparición, indicó Can.


No más políticas públicas diseñadas lejos del pueblo maya


En la opinión de la docente Minelia Yah, oriunda de Maní, municipio ubicado al sureste de Yucatán, lo ideal es que el Consejo no solo sea integrado por un “grupo selecto” de personas con intereses políticos o privados que quieran “salir en la foto o tener la palomita”, sino que también se incluya a la academia, centros de investigación, pero, sobre todo, a las personas que enfrentan día a día la discriminación por ser mayahablantes.

Para ello sugirió elegir representantes de las comunidades mayas que recojan las inquietudes de sus vecinas y vecinos y planteen sus necesidades para hablar su idioma en cualquier lugar, en cualquier momento.

Otro punto importante es que se generen las estructuras adecuadas para que el Consejo no sea vulnerable ante movimientos políticos, porque de lo contrario, los avances se estancarán o incluso se perderán cada vez que haya un cambio de administración, agregó Sánchez.

La profesora Minelia Yah

En este sentido, Gerónimo Can exhortó a quienes se dedican a la promoción y fomento de la lengua maya a nivel institucional a “dejar de lado las diferencias históricas de ego institucional” para generar vínculos fuertes que permitan alcanzar objetivos.

También es importante garantizar la asignación de recursos al Consejo, para impulsar las políticas públicas necesarias para preservar y fomentar la lengua. “Nos han hablado de una deuda histórica, pero esa deuda no puede ser simplemente a nivel espiritual, tiene que ser a nivel material. O sea, sí te debo, pero ahora sí te voy a dar la lana que necesitas para todo”, expresó.

La primera actividad del Consejo fue un taller sobre las normas de escritura de la lengua maya para el personal mayahablante de las dependencias de los tres estados peninsulares. Esto resalta porque en la península solo hay aproximadamente doscientos noventa y seis intérpretes capacitados y certificados, según el Sistema de Información de Instituciones del Padrón Nacional de Intérpretes y Traductores en Lenguas Indígenas (Pantli), del Inali. Por el momento, el Consejo no generará incidencia en materia de derechos lingüísticos a nivel legislativo.

Mientras tanto, las personas consultadas para elaborar este reportaje solo repitieron que tienen un sueño que calificaron como “guajiro”: que se haga lo necesario para que el maya sea tan valorado como los demás idiomas. 

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