Rusia incluye a México en su mercado de divisas, permitiendo transacciones directas en pesos y rublos para impulsar el comercio bilateral. La medida busca reducir la dependencia del dólar, pero enfrenta riesgos geopolíticos y sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea. Mientras agricultores y bancos mexicanos ven oportunidades, la volatilidad del rublo y la presión diplomática complican el panorama. ¿Beneficio estratégico o riesgo calculado?
Texto: Ricardo Balderas
Fotografía: Especial
Ciudad de México.− En un giro estratégico que desafía el dominio del dólar en el comercio global, Rusia ha abierto su mercado de divisas a México, permitiendo transacciones directas en pesos y rublos.
Esta medida, impulsada por la desdolarización rusa y la neutralidad mexicana ante el conflicto en Ucrania, podría revolucionar el intercambio de fertilizantes, energía y tecnología entre ambos países. Pero detrás de la promesa de nuevos negocios acecha una pregunta incómoda: ¿Está México preparado para navegar las aguas turbulentas de la geopolítica y las sanciones de Occidente mientras los aranceles que imponen los Estados Unidos se acrecientan y nuestro país se acerca cada vez más a los BRICS?
La respuesta, oculta en los detalles financieros y diplomáticos de este acuerdo, podría redefinir el futuro económico de México.
México y Rusia se acercan
En el mundo del comercio internacional, muchas de las transacciones más voluminosas —especialmente las de materias primas como el gas, el maíz o los fertilizantes— no se realizan con una llamada ni con una transferencia electrónica inmediata. Se pactan en puertos, se negocian en cartas de crédito y se ejecutan sobre el mar. Cada contenedor que zarpa lleva consigo un contrato firmado, una ruta asegurada, una promesa bancaria de pago y, con frecuencia, semanas de espera.
En estos esquemas, la mercancía no se libera hasta que el banco del comprador garantiza el pago a través de instrumentos financieros como la carta de crédito, la cual se activa únicamente cuando el cargamento toca tierra. El volumen mínimo de estas transacciones rara vez es modesto. En ocasiones, los proveedores rusos exigen que el pedido se haga en miles de toneladas, no en cantidades adaptables a pequeños intermediarios.
Así ha sido el caso de productos clave como la urea, un fertilizante básico en la agricultura mexicana, cuyo flujo comercial se vio afectado tras el inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania. Las grandes navieras que operan desde el Mar Negro o el Báltico no distribuyen para pequeños importadores: imponen condiciones logísticas y financieras que excluyen a quienes no pueden movilizar toda una flota de transporte terrestre en cuanto la mercancía desembarca en puertos mexicanos como Manzanillo.
En un movimiento estratégico que refuerza su política de desdolarización global y diversificación económica, el Gobierno de la Federación Rusa amplió la lista de países cuyos bancos e intermediarios financieros pueden operar en su mercado de divisas. México figura entre las nuevas naciones autorizadas para participar en estas operaciones, lo que abre la puerta a instituciones financieras mexicanas para establecer vínculos más directos con la economía rusa.
La medida, formalizada bajo las reformas a la ley federal rusa Sobre el comercio organizado y registrada en la documentación parlamentaria en México, fue promulgada en julio de 2023. Permitirá a las entidades bancarias y corredores de cuarenta países —incluido México— participar en el mercado ruso de divisas y en instrumentos financieros derivados. Es decir, podrán intercambiar monedas directamente con rublos sin necesidad de pasar primero por el dólar estadounidense u otras divisas intermedias.
En términos prácticos, esto significa que bancos mexicanos podrían ofrecer servicios de cambio directo entre pesos y rublos, así como participar en productos financieros complejos que dependen de las tasas de interés o de cambio, como futuros (instrumento que permite la especulación de inflación de una moneda), opciones o swaps (variación en tasas de interés).
Desdolarización y alianzas «neutrales»
Desde el inicio del conflicto con Ucrania y las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, Moscú ha impulsado una política económica orientada a reducir la dependencia del dólar y el euro en sus transacciones internacionales. Parte de esta estrategia ha sido fortalecer el comercio con lo que llama países «amigos” o “neutrales», una categoría que incluye a varias economías del sur global que no han adoptado sanciones contra Rusia.
En este contexto, la inclusión de México —país que ha mantenido una posición diplomática relativamente neutral frente al conflicto— puede interpretarse como una apuesta por abrir canales financieros alternativos, tanto para comercio bilateral como para inversión y financiamiento.
Para las instituciones financieras mexicanas, esta apertura representa la posibilidad de explorar un nuevo nicho en los mercados internacionales. Sin embargo, las implicaciones no son únicamente técnicas o comerciales; también son geopolíticas.
La participación en el mercado ruso podría generar tensiones diplomáticas o económicas con aliados tradicionales de México, como Estados Unidos y la Unión Europea, que han aplicado sanciones severas contra el sistema financiero ruso. Aunque México no ha impuesto sanciones, sus bancos podrían enfrentar restricciones indirectas por operar con instituciones rusas sancionadas o en sectores financieros bajo escrutinio.
Además, aunque el volumen de comercio bilateral entre México y Rusia es modesto en comparación con otros socios, este tipo de medidas podría alentar un crecimiento progresivo en sectores como la energía, los fertilizantes, la industria farmacéutica y la agroindustria, donde Rusia aún mantiene capacidades competitivas.
Una muestra clara del potencial se encuentra en la demanda de fertilizantes rusos como la urea, de uso esencial en la producción agrícola mexicana. Sobre esto, el señor Delgado, productor y comerciante local encargado de distribución de productos de consumo, explicó:
“Urea se llama el fertilizante. Urea es un fertilizante que se utiliza para todas las siembras, le tienen que echar a la tierra eso a fuerza. El problema es que venía en barco desde allá, desde por el lado de Rusia, entre Rusia y Ucrania. Allá estaban las fábricas esas de urea. Pero no nos vendían por un contenedor o dos; eran quién sabe cuántos miles de toneladas. Teníamos que hacer una carta de crédito, y se liberaba cuando llegaba al puerto, pero era un problema. Era mucho dinero, se necesitaban muchos carros, tractores, jaulas… era un pedo, pues, algo muy grande. Por eso no se hizo. Si hubiera sido chico, habría salido muy bien porque era buen precio, más o menos la mitad de lo que costaba aquí”.
El testimonio de Delgado revela tanto el interés como las barreras logísticas y financieras que enfrentan los pequeños importadores mexicanos ante este tipo de intercambios a gran escala. Su experiencia ilustra cómo un acuerdo más directo y flexible entre ambos países podría abrir oportunidades comerciales que actualmente son inaccesibles para muchos actores del sector agrícola.
Riesgos y retos
Si bien la posibilidad de intercambios directos entre pesos y rublos puede parecer una opción atractiva para diversificar reservas o financiar operaciones específicas, los riesgos no son menores. Las sanciones internacionales dificultan las operaciones bancarias con Rusia, algunos bancos internacionales han sido penalizados por facilitar transacciones con entidades rusas sancionadas.
Además, la volatilidad del rublo y la falta de transparencia regulatoria en algunos tramos del sistema financiero ruso también podrían representar obstáculos importantes para las instituciones mexicanas que decidan explorar este mercado.
La inclusión de México en la lista de países autorizados para operar en los mercados financieros rusos representa un gesto de apertura por parte del Kremlin, pero también plantea un dilema estratégico para la política exterior y económica mexicana. Las instituciones financieras y el Gobierno mexicano deberán evaluar cuidadosamente los beneficios potenciales frente a los riesgos diplomáticos y financieros, en un entorno global cada vez más fragmentado por la rivalidad geopolítica.
Panorama general de la inversión rusa en México
Según datos oficiales, hasta junio de 2021 se registraron al menos ciento ocho empresas de origen ruso con operaciones o inversión en México. La distribución sectorial de la Inversión Extranjera Directa (IED) rusa en el país es aproximadamente 91 % en minería, 7.5 % en servicios turísticos y alimenticios. Muchas otras empresas también tienen presencia en energía, tecnología, telecomunicaciones y comercialización.
En ese sentido, ya que el Gobierno de Rusia ha ampliado la lista de países cuyos bancos podrán participar en las operaciones de cambio en Rusia, incluyendo a México, las oportunidades en negocios sobre todo en el sector financiero se incrementan. En total, la lista ahora incluye cuarenta países.
Estas normas permiten aumentar la eficacia del mecanismo de conversión directa de las monedas nacionales de países amigos y neutrales, así como la formación de cotizaciones directas en rublos para satisfacer la demanda de la economía rusa en pagos en moneda nacional. Sin embargo, en mitad de discusiones públicas sobre cumplimiento de tratados internacionales relacionados con transacciones de capital privado (aranceles e impuestos derivados), se vislumbra otro reto, el del control de Occidente por mantener alianzas comerciales con países que han sido subordinados a las compras por región, como el T-CLAN.
Principales empresas rusas que han tenido actividad comercial en México
1. Energía y Petróleo/Gas
– Gazprom Marketing & Trading México (subsidiaria de PJSC Gazprom): Participa en exportación e intermediación de gas natural y proyectos energéticos.
– Lukoil Lubricants México (subsidiaria de PJSC Lukoil): Comercializa combustibles y lubricantes, y se inició en exploración petrolera con colaboraciones con PEMEX, bajo la reforma energética.
2. Tecnología y Ciberseguridad
– Kaspersky Lab: Empresa de software y seguridad informática con operaciones en México.
3. Ingeniería / Máquinas y Equipos
– Power Machines: Fabricante ruso de turbinas y equipos electrotécnicos, con proyectos en México.
4. Telecomunicaciones
– Rostelecom: Posibles operaciones en telecomunicaciones en México, aunque es escasa la documentación pública.
5. Automotriz / Vehículos
– Comercialización de vehículos UAZ: Vehículos utilitarios ligeros rusos con presencia en el mercado mexicano.
6. Tecnología aeroespacial y Defensa
– Grupo Rostec: Conglomerado estatal ruso con promoción de productos civiles y militares, incluyendo tecnología aeroespacial.





