Premio Nobel de la Paz y el show del fascismo

por | Oct 19, 2025

El premio Nobel de la Paz, otorgado a la venezolana María Corina Machado, se enmarca en el intento desesperado de EE. UU. por mantener su hegemonía mundial. A través de un poderoso aparataje comunicacional se crea la figura política de Machado, integrante de una de las familias más ricas de Venezuela, para contribuir con el avance de una extraña paz: violencia, desestabilización económica, llamados de invasión militar, apoyo a genocidio y a políticas de persecución de población migrante.

Fotografías: Especial

Caracas, Venezuela.- La humanidad asiste a su hora más oscura y difícil después de la Segunda Guerra Mundial. Un escenario que trae de vuelta a los protagonistas de la pasada tragedia. EE. UU. ha perdido el control absoluto del mundo y dispone su poder militar, político, cultural y comunicacional ante los países americanos. Crea un aparataje sistémico para mentir en masa, manipular el sentido común y dirigir a la humanidad. La designación de María Corina Machado Zuloaga como Nobel de la Paz solo es una acción más en esa dirección.

Perfil de la novel actriz

María Corina Machado Zuloaga, comúnmente llamada Maricori, es representante y vocera de la burguesía más violenta y extremista de Venezuela. Hija del empresario Enrique Machado Zuloaga y la psicóloga Corina Parisca, nació en Caracas en 1967. Educada en las escuelas y universidades más exclusivas y excluyentes de Venezuela (Academia Merici, UCAB, IESA), recibe formación adicional específica para líderes políticos en los Estados Unidos, en academias del establishment yanqui, como la Universidad de Yale. Estuvo casada con otro representante de la burguesía venezolana con quien tuvo tres hijos, de los cuales ninguno vive en Venezuela desde hace al menos seis años.

El único cargo público que Machado ha detentado en Venezuela fue el de diputada de la República, lo ganó en el año 2010 por el estado Miranda. Posteriormente, en el año 2012 se lanzó como candidata presidencial en las elecciones primarias que realizó la oposición al actual Gobierno venezolano, perdiendo dicha elección con apenas el 3,8 % de los votantes. Su carrera política y su reciente ascenso en la exposición pública no responden a su aportación al desarrollo de Venezuela, a su trabajo, talentos y experiencia como ser político, sino al interés de Washington en crear un personaje ficticio –otro más– que responda a sus órdenes en nuestro país.

En cuanto a lo político, Machado se ubica en la extrema derecha, aliada a los factores más reaccionarios del imperialismo y el sionismo nacional e internacional. Aunque no parece saber cuál es su ideología o querer decirla, así como su programa político o económico, en las redes del partido Vente Venezuela dicen ser “el partido de la libertad (…) cerrando ciclos populistas o totalitarios”. Es decir, no tienen ideología concreta o ni siquiera la han pensado. Su único objetivo es acabar con el chavismo.

En otras fuentes, encontramos que Vente Venezuela se define como un partido “liberal” y María Corina Machado en el año 2011 dijo creer en el “capitalismo popular” (¿?) un inexistente concepto teórico, copiado del dictador y genocida chileno Augusto Pinochet y de la ultraconservadora primera ministra de Reino Unido, Margaret Thatcher. Todo un esfuerzo publicitario del equipo de Machado para posicionar que la multimillonaria heredera pueda tener algo de “popular”.

Para entender a dicha persona, es necesario conocer sus antepasados y origen. Por ello conversamos con Ociel Alí López, sociólogo y autor del libro Dale más gasolina: chavismo, sifrinismo y burocracia, quien nos explica que “(…) la familia de María Corina son los Machado Zuloaga, ellos llegan a Venezuela con la compañía Guipuzcoana [en el puerto de La Guaira] a partir del año 1777, esta compañía fungió como un monopolio comercial que administraba los bienes de todas las provincias de Venezuela y el comercio con el mundo, así como fue epicentro de varios levantamientos independentistas (…) los Machado Zuloaga son uno de los ‘amos del valle’, es decir, una de las doce familias más ricas de Venezuela, fueron esclavistas y no han reconocido ni renegado su pasado. Luego, han sido terratenientes, siempre vivieron del latifundio [grandes extensiones de tierra poco productivas que van engordando su precio al pasar el tiempo]; esta familia también tuvo el monopolio de la energía eléctrica y eran dueños de la Electricidad de Caracas, así como de empresas siderúrgicas. Ambos sectores fueron nacionalizados por Hugo Chávez y sus empresas expropiadas, por eso la disputa tan fuerte de María Corina [contra el chavismo]”.

María Corina Machado rodeada de sus hijos e hija, quienes viven fuera de Venezuela. Foto: Facebook MCM

El autor amplía el conflicto de clases que encarna Maria Corina Machado: “(…) esa oligarquía para el pueblo ha significado el esclavismo, luego la explotación, desde el campesinado a los obreros que han trabajado para ellos, (…) [en el siglo pasado] los adecos supieron mantener al margen de la política a estas familias, las dejaron como élite económica, pero les mantuvieron a distancia de la política. A partir de los años ochenta, estos sectores desarrollan una férrea oposición a la clase política venezolana, monopolizada por los partidos AD y COPEI, y fueron los primeros en hacer fuertes críticas hacia “el estado omnipotente” en contraposición a la “generación de relevo” que ellos decían constituir. Estos burgueses querían entrar a la política y tomar las instituciones del Estado y, en cierta medida, con su crítica y poder en los medios de comunicación, colaboraron con debilitar al Estado adeco [y sin intención] aportaron a la posterior irrupción del chavismo, que fue nuestra radicalización política. De ese grupo surgen Henrique Capriles, Leopoldo López y María Corina Machado”.

Iley Sosa, de treinta y ocho años, habitante de un sector popular del centro de Caracas, licenciada en Gestión Ambiental y mamá de una niña, nos cuenta que “María Corina lo que ha hecho es viajar [con la plata robada del Estado] para difamar al pueblo venezolano, nos ha buscado problemas, sanciones y llevarnos a un conflicto bélico [con Estados Unidos]. Con todo y guarimbas, no se ha podido hacer de la presidencia, pero esto es porque casi nadie le cree, es mentirosa y no tiene un plan para el país. Para mí, ella es un símbolo de desestabilización, del golpe de Estado que dio en el país, creo que es una persona con problemas mentales porque una no se explica cómo alguien puede pedir que invadan a tu país, viendo lo feo y grotesco que es una guerra. Ninguna persona consciente va a pedir que los gringos nos invadan, la soberanía tiene que respetarse, la política está precisamente para resolver esos conflictos sin que haya guerras”.

Guarimbas en Caracas-Venezuala. 2014. Foto: Especial

Otra opinión que recogimos proviene de Carolina Blanco, educadora universitaria jubilada, de sesenta y cinco años, quien vive en un sector de clase media en el suroeste de la capital. Dice que María Corina Machado “es el reflejo de una política imperial que busca afanosamente mostrarse como una opción válida, enmascarando sus verdaderas intenciones de mantener el dominio de las riquezas de la nación. Lamentablemente (…) una parte de la población está siendo engañada por esta falsa ‘libertadora’, como ella misma se hace llamar”.

Machado es entonces una burguesa descendiente de esclavistas, terratenientes y explotadores; aporofóbica, rechazada por un sector de la población, sin mayores aportes a la política o a la vida cotidiana del pueblo venezolano, con un partido pequeño e irrelevante. ¿Cómo se entiende entonces que tenga tanta visibilidad en los medios, y que tenga cierto apoyo de las clases populares venezolanas?

La construcción del personaje María Corina

Su posicionamiento como “lideresa” de la democracia en Venezuela es otra construcción de los laboratorios político-comunicacionales yanquis y sionistas. Reciclando burdamente la fracasada táctica Guaidó, crean artificial y mediáticamente un personaje que le sirva a los gringos de peón y operador, con el revestimiento “democrático” y “libertario” que solo deciden en Washington, Bruselas y, ahora, en Oslo.

Siguiendo al caletre el libreto de la manipulación de masas y opinión pública de regímenes fascistas anteriores, los Estados Unidos y la Europa “moderna” copian la doctrina del estratega cognitivo y propagandista de la Alemania nazi, Joseph Goebbels. Con ello tratan de engañar las conciencias de los pueblos del mundo, desdibujar la línea entre amigo y enemigo y ganar adeptos sin mayor capacidad crítica. Veamos cómo están presentes algunas de las líneas estratégicas nazi en la figura política de María Corina Machado.

  • -La historia no existe o es innecesaria: Forzar a los pueblos a olvidar las atrocidades que han sufrido en el pasado y a los poderosos que las han cometido. Con Machado se intenta suprimir la historia de esclavitud y explotación de su familia contra el pueblo venezolano. Recientemente, después de recibir el premio Nobel de la Paz, Google eliminó las fotos, videos y declaraciones que comprometen su “buena” imagen.
  • El pensamiento impuesto: Crear, a través de las redes sociales y medios de comunicación, la sensación de que “todos estamos de acuerdo” con una idea prefabricada. En este caso, Machado impulsa la narrativa de que el Gobierno actual es corrupto, narcotraficante, delincuente y nadie lo quiere. La avasallante y violenta campaña obliga a las personas a tomar partido de su lado.
  • La muerte de la verdad: “Di una mentira mil veces y se convertirá en verdad”, dice Goebbels. Esta afirmación se ha convertido en la ley central en el mundo de la posverdad en el que vivimos. No importa si algo es cierto o falso, lo importante es que lo diga y crea mucha gente. María Corina Machado refiere repetidamente que la mayoría de los migrantes venezolanos en Estados Unidos pertenecen al Tren de Aragua, al igual que Maduro, el presidente de Venezuela, quien es el cabecilla, además. Tal sentencia ocasiona que los compatriotas justifiquen las incursiones asesinas de Trump en el Caribe.
  • Articulación de todas las armas cognitivas: Según Goebbels “la propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. Así, Machado ha repetido hasta el cansancio en distintos formatos y canales “el gobierno va a caer”, “el gobierno está debilitado”, “vamos hasta el final”, “fraude electoral”. Su línea, repetida incesantemente, poco a poco se va posicionando en el inconsciente de las masas.
  • -La exageración como herramienta: En las apariciones públicas de Machado abundan risibles episodios, todos falsos, montados con el objetivo de victimizarse y ganarse el afecto de la población. Por ejemplo, cuando el año pasado, en una manifestación en Caracas, la detuvieron y soltaron, todos los medios occidentales comunicaban que “el régimen la secuestró”; o las supuestas y fantasiosas amenazas a sus hijos y su madre, excusa que ella utilizó para sacarlos del país y así evitarles las desgracias y la guerra que ella está pidiendo para Venezuela.
  • Responsabilizar al otro por los errores propios: Machado niega que la crisis socioeconómica venezolana, así como la migración, sucedieron principalmente debido al bloqueo y las medidas unilaterales que sus jefes en Washington han impuesto a Venezuela desde el año 2014. Además, responsabiliza al Gobierno bolivariano por los lamentables decesos en las guarimbas que su propio sector político organizó, convocó y financió, hecho que puso a Venezuela al borde de una guerra civil y que el Gobierno bolivariano supo evitar.
  • La simplificación: Sumar a todos los adversarios y convertirlos en un enemigo único. Globalmente, los comunistas, socialistas, chavistas, anarquistas, antifascistas, feministas, sindicalistas, indígenas, afrodescendientes y sexogenerodiversos, entre muchos otros, ahora somos un único “enemigo a vencer”. En Venezuela, quien no esté de acuerdo con la narrativa de Machado “es chavista” y, por lo tanto, se justifica que sea atacado, por no decir, eliminado.
María Corina Machado utiliza el eslogan “Hasta el final”, similar a “La solución final” del Tercer Reich cuando proclamó la ofensiva definitiva para asesinar a la población no aria. Foto: Twitter MCM

Adicionalmente, María Corina Machado también tiene un expediente de hechos delictivos de gravedad en Venezuela. Nunca los ha reconocido ni dado la cara ante la justicia por ellos, y los medios y redes se han esforzado en esconder. A continuación, una síntesis cronológica de dichos acontecimientos, elaborada minuciosamente por ALBA Movimientos:

  • Con Súmate, una organización financiada por EE. UU. para promover la injerencia en el país, impulsó el caos y la desestabilización como parte de la agenda del golpe de Estado de 2002 y la posterior intentona con paro-sabotaje petrolero de 2002-2003.
  • En la breve dictadura (48 horas) del empresario Pedro Carmona en abril de 2002, Machado firmó el Decreto Carmona, un documento írrito que disolvió los poderes y fue base para delitos de lesa humanidad, como asedio, persecución y asesinato político en contra del pueblo.
  • En el 2011, cuando era precandidata presidencial opositora, Machado fingió un falso ataque con disparos en la popular parroquia 23 de Enero, en Caracas, para ganar notoriedad mediática. Una llamada telefónica de ella misma reveló el montaje.
  • Machado es conocida por promover acciones terroristas. Junto a Leopoldo López, orquestó un plan llamado “La salida” que en 2014 dejó decenas de muertos en el país. También fomentó una espiral de actos violentos callejeros conocidos como “guarimbas”, en los cuales murieron decenas de personas inocentes. Una de ellas fue quemada viva por grupos de choque alentados por sus mensajes de odio.
  • Respecto al llamamiento a la invasión extranjera, Machado es una conspicua promotora de una intervención militar en Venezuela, no solo en la actual coyuntura por el despliegue estadounidense en el Caribe, sino desde siempre en su actividad pública, incluso cuando en el pasado era ignorada en los planes de EE. UU. y las élites de la oposición para desestabilizar al país.
  • En 2014, mientras era diputada, usurpó un puesto de la delegación de Panamá en la Organización de Estados Americanos (OEA) y rogó a esta institución la aplicación de la “carta democrática” en contra Venezuela, con el fin de causar una invasión.
  • En 2019, llamó a que una fuerza militar «de paz» acompañara la invasión por Cúcuta, Colombia, promovida por Juan Guaidó ese año. Fue publico cuál era el deseo de Machado: «Comunidad internacional, no basta con el apoyo de llevar la ayuda. Tienen que entrar (sic)», dijo en aquella ocasión.
  • Respecto a las sanciones que Machado pide para el pueblo venezolano, en 2015 fue una de las principales figuras que solicitó públicamente “sanciones”, que han sido misiles contra la economía de Venezuela y han comprometido la salud, la estabilidad y el bienestar social de millones de venezolanos.
  • Las medidas coercitivas unilaterales que ha solicitado Machado provocaron una migración económica inducida de miles de venezolanos. Esta situación ha sido usada por Machado para manipular a los migrantes venezolanos prometiéndoles que regresarán al país. Además, ha apoyado la política del presidente Donald Trump de persecución a la población migrante.
  • Machado también ha sido autora o cómplice de varios atentados en Venezuela. Las autoridades venezolanas la han señalado incursa en infinidad de planes para atentar contra la estabilidad nacional, a través de ataques con explosivos en sitios públicos y asesinatos selectivos de figuras políticas.
  • Recientemente, Machado está implicada en un plan para atacar con explosivos la embajada de Estados Unidos en Caracas y justificar una intervención militar de EE. UU.
  • En las investigaciones de los cuerpos de seguridad, Machado aparece como la promotora de planes para atentar contra espacios públicos y atacar a figuras de la Revolución bolivariana, ante y durante los últimos procesos electorales, el último: los comicios presidenciales de 2024.
  • Según las investigaciones, Machado fue responsable del atentado terrorista contra el Complejo Muscar de PDVSA en el estado Monagas, en el oriente de Venezuela. El ataque buscaba crear conmoción nacional, pues la planta gasífera produce el 80 % del gas nacional. Para ejecutar el ataque contra la planta gasífera en Monagas, se alió con Erik Prince, un mercenario estadounidense que ha declarado su intención de generar violencia mediante planes de magnicidios.
  • Machado es señalada de promover, en el 2024, después de gritar fraude en las elecciones presidenciales, un ataque fallido al Complejo del Guri para dejar sin electricidad al país, tal como ocurrió en el 2019.
  • Es aliada del sionismo israelí causante del genocidio en Gaza y mantiene estrechos vínculos con sectores de la extrema derecha mundial que se oponen a las causas justas de la humanidad.
La salida. María Corina Machado, 2014

La guerra y la paz. María Corina y Venezuela

El monstruo imperial está en su momento más peligroso, el de debilidad. Nuevas potencias, no anglosajonas ni occidentales, están disputando la primacía. Ante el avance político, tecnológico, intelectual y manufacturero de estas, Estados Unidos ha decidido utilizar el poder que le queda: el cultural-comunicacional y militar. Despliega sus fuerzas armadas en el Caribe y confirma su expansión y control sobre la región. Son decenas de millones de vidas de personas las que están en riesgo, tanto en Venezuela como en los países vecinos. Y está en riesgo el proceso bolivariano que nació hace doscientos años y se avivó en este siglo XXI.

Los próximos años serán de disputa entre el bloque multipolar, protagonizado por Asia, principalmente China y Rusia, y el bloque unipolar, que dirige EE. UU. Venezuela se enmarca en el bloque multipolar, en búsqueda de equilibrio y paz mundial. La entrega del elitesco, parcializado y arrogante premio Nobel de la Paz a María Corina Machado se encuadra en el plan del capitalismo mundial en su actual fase fascista, que exige a Venezuela la entrega de sus recursos e independencia. Es el norte global aportando a la desestabilización e injerencia en el sur global.

Irene Echezuría, de sesenta y dos años, quien vive y trabaja en una textilera en Petare, estado Miranda, el barrio más grande del país, dice que “esa señora no ha traído nada bueno para el pueblo venezolano, ella está con los gringos que quieren invadirnos para llevarse todo y andan como vampiros buscando nuestros recursos naturales… pero como dicen por ahí, acá podrán entrar, pero salir, quién sabe…”. Para la enorme mayoría de la clase trabajadora en Venezuela, incluso la que no se asume como chavista, no hay CNN, Instagram, Hollywood o Nobel que justifiquen una guerra. Venezuela va por la paz. Nuestro pueblo ha traído históricamente y hasta nuestros días un proyecto de unidad, justicia, libertad e independencia para América y el mundo entero.

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