Mantener la memoria es un acto de rebeldía en contra de los que quieren olvidar, olvidarnos y hacernos olvidar las atrocidades que han cometido o que han permitido que se cometan.
Mirtha Luz Pérez Robledo, poeta chiapaneca y madre de Nadia Vera.
Ha pasado una década del multifeminicidio y homicidio de la colonia Narvarte en la Ciudad de México, donde fueron asesinadas Alejandra Negrete, Mile Martín, Nadia Vera, Yesenia Quiroz y Rubén Espinosa. Sus familiares han denunciado la violencia sistemática por parte de las instituciones, pues a pesar de que hay tres personas detenidas, no se ha esclarecido el móvil del crimen ni sus autores intelectuales. Han reivindicado también la necesidad de otras formas de construir memoria colectiva que impulse la exigencia de verdad y justicia.
Texto y fotografías: Erika Lozano y Memorial Narvarte
Ciudad de México.− Cada año, frente al número 1909 de la calle Luz Saviñón, en la colonia Narvarte, en la Ciudad de México, un acto de memoria colectiva emerge. Flores, velas, canciones, poesía, pintas, talleres y gráfica interrumpen la cotidianidad y el olvido. Desde hace una década, el Festival Arte Para No Olvidarte es una acción de protesta, un lugar en medio de la negligencia y el abandono del Estado, un lugar para recordar a quienes nos fueron arrebatadas, para honrar su vida y nombrarles desde el cariño y la dignidad.
La tarde del 31 de julio del 2015, Alejandra Negrete, Mile Martín, Nadia Vera, Rubén Espinosa y Yesenia Quiroz fueron asesinadas. Nadia, activista, y Rubén, fotoperiodista, habían huido por amenazas desde Veracruz, estado con altos índices de inseguridad en materia de asesinatos y desaparición de personas, y uno de los más peligrosos para el ejercicio del periodismo en México.
Desde el primer momento, sus familias exigieron a las autoridades indagar en las líneas de investigación relacionadas con el quehacer periodístico de Rubén y el activismo de Nadia —quien en una de sus últimas entrevistas denunció al entonces gobernador de Veracruz, Javier Duarte, en caso de que algo le ocurriera—. Sin embargo, hasta el día de hoy, estas autoridades no lo han hecho. La principal línea de investigación de la Fiscalía General de Justicia de la CDMX se ha inclinado hacia la trata de personas, debido a que –aseguran– Mile y Yesenia se dedicaban al trabajo sexual; sin embargo, para las familias es necesario agotar todas las líneas de investigación. Cabe señalar que, desde un inicio, Mile y Yesenia fueron revictimizadas, no solo por las autoridades, sino por los medios de comunicación, y Mile, al ser de nacionalidad colombiana, también fue víctima de xenofobia y discriminación. En un primer momento, desde la Fiscalía buscaron crear una “verdad histórica” para hacer pasar el tema como un “ajuste de cuentas” de narcotráfico y descartar la línea de Veracruz.
Actualmente se encuentran detenidos como autores materiales del crimen Daniel Pacheco, Abraham Torres y Omar Martínez. Sin embargo, gracias a investigaciones independientes, como la realizada por el equipo de A plena luz, documental dirigido por Alberto Arnaut y publicado en Netflix a finales de 2022, pudimos conocer que se trató de un operativo donde estarían implicadas al menos diez personas. Además, se reveló que las autoridades encargadas de resguardar la escena destruyeron evidencia del caso, convirtiendo este hecho en un crimen de Estado.
A diez años sin Alejandra, Mile, Nadia, Rubén y Yesenia, sus familias continúan en la lucha por esclarecer quién dio la orden y por qué fueron torturadas y asesinadas aquella tarde.

El acompañamiento como refugio
Para Mirtha Luz Pérez Robledo, poeta chiapaneca y madre de Nadia, cuando creamos un espacio de memoria honramos la vida y obra de nuestros seres que amamos y recordamos. Esto ha sido posible gracias al acompañamiento y la presencia de gente solidaria. Para ella, las diversas protestas y manifestaciones a lo largo de esta década, como el Festival Arte Para No Olvidarte, son la expresión por antonomasia de la solidaridad y el amor. “A diez años de la ausencia, de la muerte, del dolor, del horror, de la violencia institucional, por contraste, el universo nos ha mostrado la empatía, la luz, la presencia, el abrazo, el cobijo, la solidaridad. Sin todas las personas que nos han abrazado de cerca y a distancia, no sé cómo hubiéramos podido soportar”, cuenta.
En los últimos años, Mirtha ha construido un jardín de la memoria para Nadia. Este ha significado un proceso de sanación a través de pensar y luego trazar caminos, partiendo de todos los lugares donde vivió su hija desde bebé hasta sus últimos días, con la tierra, las semillas y las flores que la acompañaban. Explica que es un camino para que el espíritu de Nadia lo recorra y pueda encontrar el sendero a casa.
Para Patricia Espinosa, hermana de Rubén, construir espacios de memoria significa honrar, celebrar y recordar la vida de sus seres queridos, contribuyendo a que el legado que dejaron no se borre y a que la sociedad, así como nuevas generaciones, puedan ser conscientes de las injusticias cometidas. Explica que estos espacios se sostienen a través del tejido social que se genera a través del tiempo, con empatía e interés en la no repetición. “Todos estos actos de solidaridad y cariño significan un impulso para continuar buscando justicia, ya que nos sentimos acompañadas por personas que nos han regalado actos de memoria y amor a lo largo de estos diez años”, cuenta.
Indira Alfaro, madre de Yesenia Quiroz, comparte que con la creación de estos actos de memoria se mantiene viva la historia de quienes han sido silenciados, así se honra la vida y el legado de los seres queridos. Aún con el dolor que representa –explica–, los espacios de acompañamiento y protesta también permiten sentir la presencia de su hija y recordarla con amor. “Es el cobijo a mi alma ante tanto dolor, es el abrazo de mi hija por medio de muchas personas que no nos han dejado solas, de personas que se han solidarizado, que se han unido y nos han brindado su amor incondicional”.

Honrar la vida de quienes nos faltan
En 2021, las familias afectadas, con el apoyo de organizaciones como Artículo 19 –acompañantes del caso de Rubén– y Huellas de la Memoria, instalaron un memorial físico afuera del edificio en donde ocurrió el crimen, para recordarle a la sociedad lo que ahí sucedió; a pesar de lo relevante, el memorial fue retirado a inicios de 2024. En el noveno aniversario del crimen, se volvió a colocar y, al día siguiente, nuevamente fue retirado.
Para Indira, quitarlo “es volver a matar a mi hija, es difícil ver cómo quieren olvidar”. Patricia lo considera “un mensaje que abona a la impunidad”. Y Mirtha cree que evidencia la falta de empatía e indiferencia, “porque han retirado el memorial físico personas que sólo piensan en su negocio, que utilizan el dolor ajeno para promover sus departamentos, porque hay una página que anuncia un Airbnb con los fantasmas de quienes sufrieron ahí”, subraya.
A lo largo de estos diez años, cuenta Patricia, las autoridades se han ocupado de que el caso no avance, han sido culpables de diversas violaciones, manipulación y pérdida de evidencias. Señala que muchas veces han insistido en que hagan su trabajo, que se comprometan con su función, que investiguen y cooperen con las familias e instancias necesarias para que se resuelva el caso y sean juzgadas ante la ley todas las personas involucradas. Sin embargo, considera que no tienen interés en resolver el caso.
“Las autoridades de nuestro país son los enemigos de las víctimas y sus familiares, ya que, con su pésimo trabajo y su falta de compromiso, favorecen la impunidad y propician que la sociedad ya no les tenga confianza; así que tejemos lazos sociales con otras personas para tratar de acercarnos a la justicia”, sentencia Espinosa.
Por su parte, Mirtha señala que a los funcionarios encargados de investigar el caso ya les ha dicho de frente lo que piensa, pero “no oyen, ni miran, ni sienten, ni agradecen”. Aun así, dice insistir con las palabras de Platón: “la peor forma de injusticia es la justicia simulada”.
En palabras de Indira, nuevamente les mintieron, pues las autoridades se siguen protegiendo desde el 31 de julio de 2015. Se pregunta: ¿dónde está su transformación, ¿dónde quedaron las promesas de verdad y justicia que hizo Ernestina Godoy?, en aquel entonces fiscal y hoy consejera jurídica de la presidenta Claudia Sheinbaum.

Defender la memoria
En un esfuerzo por mantener la memoria de lo sucedido, un proyecto digital, memorialnarvarte.org, dedicado a Alejandra Negrete, Mile Martín, Nadia Vera, Rubén Espinosa y Yesenia Quiroz, se presentó con motivo del décimo aniversario del multifeminicidio y el homicidio. Se trata de un archivo común que recopila testimonios, fotografías, videos, textos, audios, piezas artísticas y expresiones colectivas en homenaje a las víctimas a lo largo de esta década, una iniciativa independiente que nace del colectivo organizador del Festival Arte Para No Olvidarte.
Los familiares de las víctimas del caso Narvarte, desde este memorial, comparten con otras familias y personas defensoras, quienes han perdido a alguien y caminan en busca de justicia: “Mi abrazo y mi admiración por su fuerza y su coraje”, comparte Mirtha. “Nos tenemos”, dice Paty. “Necesitamos esos espacios que nos den consuelo”, afirma Indira.
Crear un memorial no es solo un acto simbólico: es una forma de habitar el presente con dignidad. Es reclamar nuestra historia. Es decir que, en este país, donde la justicia es simulada, hay quienes no se rinden. Hay quienes, con cada acto de memoria, siguen haciendo visible lo que se quiso borrar. Seguimos nombrando a Nadia, Rubén, Mile, Yesenia y Alejandra. Seguimos exigiendo justicia. Porque hay muertas que no se callan nunca. Porque la memoria también es un acto de futuro. Porque, como dice Mirtha, “la palabra sana y repara, es lo único que no nos pueden quitar, el poder de nuestras palabras”.






